Épica



DYLANIAN0
Publicado el 30/05/2013
Grabado entre el 14 y 21 de junio de 2001 en Teatro del Centro - Montevideo

Darnauchans revisitado - Brecha

Darnauchans revisitado

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN EN 11 ENERO 2013
ESCRITO POR: GUILHERME DE ALENCAR PINTO

Pocos músicos uruguayos tuvieron su trayectoria tan cubierta como Eduardo Darnauchans (1953-2007). Ya había dos libros de entrevistas, de Tabaré Couto (1993) y de Nelson Díaz (2008). A ellos se sumaba la edición en dvd (2008) de un curso de Washington Benavides, un documental de Ricardo Casas (1998). Sus ediciones discográficas siempre fueron muy cuidadas, con precisas informaciones redactadas por Víctor Cunha, y se les sumaron recientemente dos preciosistas reediciones por Sondor (de Las quemas y de Sansueña) curadas por la musicóloga Marita Fornaro.

La prensa le manifestó una constante simpatía y cuidó de seguir toda su trayectoria artística. En otros tiempos se hubiera considerado suficiente. Sin embargo, con pocos meses de diferencia salieron dos nuevos libros, uno biográfico y otro analítico. Ninguno de ellos llueve sobre lo mojado (en todo caso inundan lo que estaba húmedo), condensando lo principal de la información existente y ampliando muchísimo la perspectiva sobre uno de los cantautores fundamentales de la música uruguaya.

Esta es una de las biografías más detalladas sobre un músico uruguayo. Marcelo Rodríguez no es especialista en música ni en historia (es profesor de educación física), pero hace un relato exhaustivo de los hechos de la vida del gran cantautor. Su investigación empezó algunos años antes de la muerte del Darno: se acercó a éste por primera vez hacia 2004, ya con un gran bagaje de entrevistas a varios de sus allegados. En múltiples encuentros a partir de ahí, llegó a acumular 24 horas de entrevistas grabadas a su biografiado, además de asistir a la casi totalidad de sus presentaciones desde 2003. Luego de la muerte de Darnauchans, se concedió estos cinco años para realizar aun más entrevistas, corroborar detalles, sumar materiales de prensa, fotos, y preparar la edición.

Es poco probable que la historiografía llegue a necesitar más detalles que los que hay en este relato, que da cuenta de la infancia en Minas de Corrales y Tacuarembó, de una familia acosada por suicidios y locura (que dejarían secuelas muy perceptibles en la obra y la persona del Darno), de la constitución del Grupo de Tacuarembó alrededor de Washington Benavides, del menjunje de influencias musicales y literarias. La lectura del libro deja una idea contradictoria (muy característica de la situación cultural uruguaya), porque convive la constatación de un reconocimiento constante al artista, desde su precoz primera grabación a los 17 años, y la noción de que, sin embargo, esa respuesta siempre fue insuficiente, nunca bastó para garantizarle un vivir, ni le permitió al Darno “creérsela” o incorporar la satisfacción de sentirse importante. Dicha insuficiencia fue especialmente agravada en la época que fue, para muchos de sus cogeneracionales, la de máxima cantidad de presentaciones para la mayor cantidad de público, es decir, el auge del Canto Popular, puesto que Darnauchans fue uno de los músicos más persistentemente acosados por la dictadura: estuvo preso brevemente (tortura incluida), pasó dos años con libertad vigilada, se le prohibió cantar en público desde 1979 hasta 1982. Todo eso fue respuesta a aspectos reales de su militancia comunista, pero también a otros imaginados por las autoridades, de los que se le acusó falsamente.

La mayoría de las biografías ponen el énfasis en la parte más heroica de la vida, que suele corresponderse a los años de formación, intento de establecer la carrera y ascenso hacia la cumbre. Uno podría haber previsto una distribución así para Darnau- chans, con la mayor parte del volumen dedicada a los pasos que llevaron a sus obras máximas Sansueña (1978) y Zurcidor (1980), a su conflicto con la dictadura y su participación en la resistencia cultural. Pero Rodríguez prefirió una distribución más proporcional a la cronología. Ello responde, además, a la abundancia de documentos posteriores a la dictadura (varios de los cuales aparecen íntegramente transcritos). Así la parte “heroica” ocupa sólo el primer tercio del libro. Los dos tercios restantes transcurren a una tasa de un capítulo por año de vida, con su rutina algo enfermante de períodos de apartamiento alternados con “regresos”. La opción corre el riesgo doble de la monotonía y de insistir sobre lo poco relevante. En todo caso, esa “imparcialidad” cronológica tiene la virtud de hacer al lector vivenciar lo opresivo de esa monotonía, y en cierta forma entender en la propia estructura del relato el progresivo desgano y autoabandono del músico, hasta su muerte a los 53 años en medio del dolor (había enviudado 15 días antes).

http://brecha.com.uy/index.php/cultura/literarias/1197-darnauchans-revisitado

La gente quería tener cerca a Darnauchans - El Observador

"La gente quería tener cerca a Darnauchans”
Su primer libro fue una complicada aventura de reconstruir, a partir de casi todas las voces implicadas, la vida del esencial compositor uruguayo. Entre el Cuervo y el Ángel fue editado en diciembre por Perro Andaluz

+ Sebastián Auyanet @sebauyanet - 23.02.2013, 05:00 hs

No es el primer libro que se ha editado sobre Eduardo Darnauchans, pero sí se diferencia en el encare, con mucho detalle y a partir de muchísimas voces, elegido por el escritor para narrar la historia. Entre el Cuervo y el Ángel es el primer libro de Mauricio Rodríguez, quien conoció al popular “Darno” durante una serie de charlas vecinales y con quien se terminó relacionando fuertemente. Suspendió el proyecto tras la muerte del compositor en 2007 y recién el año pasado, de la mano del sello editorial Perro Andaluz, logró editar un libro esencial para quienes quieran bucear en los encantos musicales y personales de una presencia esencial en la gestación de una sensibilidad en la música uruguaya tan particular como necesaria.

¿Cuánto tiempo tomó la generación de este libro?
Arranqué en 2003. Cuando murió Eduardo, todo venía bastante terminado pero decidí poner el proyecto en el freezer. No me parecía leal para con la gente, tomar eso como oportunidad. Por suerte, tras un contacto con una multinacional no salió la chance de editar el libro y es ahí cuando surge la chance de hacerlo con Perro Andaluz. Fue mucho mejor porque es lo que permite que este libro haya quedado como yo quería en presentación, cantidad, tipo de páginas, etcétera. También en cuanto a plazos y cosas. Luego, en un año y pico, lo transformamos en este libro objeto.

¿Por qué fue mejor editarlo con Perro Andaluz, de forma más artesanal?
Sin desmerecer a nadie, creo que hay una diferencia abismal. Aquí, más que criterios comerciales fueron criterios artísticos los que se usaron para editar este libro. Yo creo que no es lo mismo que trabajemos un libro objeto a que trabajemos en un formato más de bolsillo. Hubo un trabajo de sistematización de toda la información y que resulta más integral. Yo quería que la lectura te permitiera ir del libro al disco, y de ahí al libro de nuevo. Y esto salió tal cual gracias a que Ángel Atienza me permitió hacerlo como quería.

¿Cómo comenzó?
Antes, en el marco de mi trabajo en el centro comunal 13, hicimos un ciclo llamado Dialogando, en el que llevábamos a un artista a charlar con la gente. En el marco de ese ciclo, uno de los que pasó fue el Darno. Mi primer contacto con él va por ahí. Conocí a muchos músicos importantes a los que luego consulté para este ciclo. Ahí es cuando sentí que iba generando espalda para un proyecto así.

¿La idea de que fuera a muchas voces se fue dando sola, entonces?
Claro, él es la columna vertebral del proyecto pero se sacan tangentes a los músicos, más que nada aquellos vinculados a su carrera artística. Por eso digo que es una biografía del Darno más que de Eduardo Darnauchans.

¿Qué es lo mejor de la personalidad de Darnauchans?
La capacidad de generar afecto. Algo que se va repitiendo en las generaciones que lo sucedieron. La gente quería tener cerca a Darnauchans. Tenía una capacidad encantatoria increíble.

¿Fue fácil reconstruir toda la historia?
Supongo que nace de mi pasión como lector. La pregunta fue ¿cómo es el libro del Darno que quiero leer? Entonces, desde el primer momento el encare fue ese, el de las muchas voces. No lo sentí como un proceso largo, pese a que está bravo andar por la vida siendo el tipo que va a hacer el libro de Eduardo Darnauchans. Pero no hubo problemas para acceder a la información.

¿Quedó algo trunco en la vida del Darno?
Y, si me lo preguntás a mí, se murió con 53 años. Evidentemente está en una edad en la que a alguien se lo considera joven. Mirá los últimos discos de Bob Dylan. ¿Cuántos discos nos perdimos del Darno?
Creo que tiene una calidad artística que podría haber trascendido fronteras. El camino que hizo (Jorge) Drexler en España, fue ofrecido por Sabina al Darno antes. Y el Darno no quiso. Eso te da una idea de su estatura artística. Sabina vino al teatro de Verano y quería hacer un show con el Darno, y el Darno lo boicoteó, se sintió liberado cuando se resolvió que no se hacía. A mí me recuerda a esos jugadores como Recoba, que podían ser los mejores del mundo. Nadie le preguntó a Recoba si quería ser el mejor del mundo. Lo mismo con el Darno. A lo mejor él quería tocar en Amarcord y quedarse después con su gente y nada más. Creo que el Darno no se fue con ninguna asignatura pendiente.

¿Por qué, de todos estos artistas que conoció, eligió al Darno?
Porque además de un artista increíble, es un personaje increíble. La paleta de preguntas es mucho más amplia para trabajar con el Darno que con otros artistas, quizá más profesionales en su rubro pero tipos en los que la conversación gira en torno a lo artístico. El Darno es más como Mateo, o el Príncipe. Dicho esto, no deberíamos olvidar que es un artista de primer nivel. Él no se parece a nada, y no quedó nadie que se parezca a él.

¿En qué es inimitable?
En que lo suyo es una receta muy complicada de imitar. Tiene ingredientes muy variados, muy heterogéneos, de procedencias muy distintas y colocados en unos niveles muy increíbles. Ha tenido una capacidad casi científica de trabajar la palabra, las influencias de Bob Dylan, los madrigales ingleses, etcétera. Nunca vas a escuchar tanto un disco de Francesco Gregori como lo escuchaba el Darno, que le sacaba hasta lo mínimo y lo más sutil de su influencia. Sólo tipos así pueden sacar la filigrana de las influencias y recursos que quería utilizar.

http://www.elobservador.com.uy/noticia/244278/34la-gente-queria-tener-cerca-a-darnauchans/

Canciones y neblinas - El País

Canciones y neblinas
En su más de treinta y cinco años de carrera artística, Eduardo Darnauchans apenas grabó siete álbumes de estudio. Ya con su salud diezmada terminó el último, El ángel azul (2005), donde solamente puso su voz en las canciones, dejando la grabación en manos de de Alejandro Ferradás y los músicos que lo acompañaron.

Luis Fernando Iglesias
Lo separaban dieciséis años del excelente El trigo de la luna(1989) y en el medio solamente hubo algunos trabajos grabados en vivo junto a una recopilación de rarezas y canciones "encontradas" que se llamó Raras & Casuales(2002). En los primeros años de los 2000 comenzaba a vislumbrarse el comienzo del fin y algún colega -que mucho lo quería- dijo que el músico ya se había retirado "aunque no se hubiera dado cuenta". Pese a la fidelidad y apoyo de la banda que lo acompañó hasta el final - Shyra Panzardo en bajo, Guzmán Peralta en guitarra y el nombrado Ferradás en guitarra y dirección- a Darnauchans casi le era imposible completar alguna actuación sin incidentes. Se iba de tiempo, entraba mal a cantar sus versos, su voz sonaba agotada y comenzaba a parecer una caricatura de sí mismo. Pero ni siquiera ese triste final pudo empañar su figura ni mucho menos su obra, situada entre las más importantes de la música popular uruguaya.

Nacido en Montevideo el domingo 15 de noviembre de 1953, Darnauchans vivió pocos años en Minas de Corrales, de donde su familia tuvo que irse ante el boicot que sufrió su padre, médico del pueblo, por apoyar a la revolución cubana. Pasó el resto de su infancia y adolescencia en la ciudad de Tacuarembó. Bajo el ala del poeta y profesor de literatura Washington Benavídez, un grupo de jóvenes de esa ciudad comenzaron a generar una fuerte movida cultural conformada, entre otros, por Carlos Benavídez, Víctor Cunha, Eduardo Larbanois, Eduardo Milán, Carlos da Silveira, Numa Morales y el propio Darnauchans. Ese grupo fue su gran influencia en el descubrimiento de autores, libros y músicos extranjeros. Cunha recuerda que en aquella lejana Tacuarembó lo llamaban The Hollie[sic] Man (El Hombre Puro) porque "no tomaba alcohol, creía en la fidelidad y la monogamia, estaba enamorado del amor… ya tocaba la guitarra más o menos igual a lo que mostraría algunos años después en Montevideo". Su llegada a la capital se produjo a fines de los sesenta. En 1970 grabó un disco simple y en 1971 salió al mercado su primer larga duración: Canción de muchacho. Poco a poco el público reconoció a un compositor de melodías sencillas pero nunca banales y que en sus canciones resaltaba la poética de sus letras junto a una forma íntima de interpretación.

El títere.
"Yo toda la vida intenté ser algo así como un Bob Dylan, pero no me dio. En primer lugar no cantaba en inglés y no pertenecía a la zona geográfica de Dylan; entonces salí yo", confesó en una entrevista. Es fácil encontrar en su obra la influencia de sus cantautores admirados, como Dylan, Leonard Cohen o el francés Antoine Muraccoli, pero con el tiempo su figura se hizo más rica y su ubicación en el panorama musical de mediados de los setenta también compleja. No formaba parte del canto popular, movimiento de raíces folclóricas con letras que reflejaban las urgencias de la lucha contra el gobierno de facto, y los integrantes de ese movimiento miraban con recelo los aires folk y roqueros del cantante; pero en los ochenta tampoco integraría la movida del rock uruguayo post dictadura. Algo similar le ocurrió a quien fue uno de sus más estrechos compañeros musicales, Fernando Cabrera, que también parecía desacomodado en esos encuadramientos inútiles. Pese a ello, con el tiempo los dos compositores se volverían influencias importantes para los músicos uruguayos de generaciones posteriores.

Sansueña (1978), álbum producido por Jorge Galemire, se transformó en un inesperado éxito y lo transformó en un músico de considerable popularidad. En momentos en que hacía ciclos exitosos de recitales en la Alianza Francesa, fue prohibido por la dictadura un día después de la muerte de su padre. "Me robaron la juventud", dijo varias veces, sentencia que es fácilmente compartible. Pese a la prohibición continuó componiendo canciones y en 1980 grabó Zurcidor, su mejor disco, pero la tristeza de verse alejado de los escenarios lo perseguía. Con una herencia familiar de depresiones y suicidios, intentó sin éxito poner fin a sus días. Luego de la muerte de su madre se comprometió con la vida y, finalmente, la injusta prohibición concluyó.

Una vez que pudo volver a los escenarios su personalidad tímida y retraída necesitaba de un muñeco, una especie de Muppet como alguna vez lo definió, que se subiera al escenario a enfrentar al público y hacer cosas que él nunca haría en su vida particular. Así nació el Darno, ser oscuro, de lentes negros, bufanda o pañuelos rojos, delgadas corbatas, pertinaz fumador y bebedor, que cantaba frente a una platea que usualmente lo idolatraba. Ese títere inventado de a poco fue ganando la partida produciéndose un intercambio de papeles. El Darno comenzó a manejar los hilos de la vida de su creador.

Señora otra.
Es indudable que la historia de Eduardo Darnauchans tiene todos los componentes de épica, fama y tragedia que hacen a una biografía atractiva. Marcelo Rodríguez aborda esa tarea en Entre el Cuervo y el Ángel, y logra un documentado y exhaustivo repaso de la vida y obra del cantante. El lector podrá sentir que algunos detalles sobran. Agregar tres o cuatro reseñas de varios recitales es una acumulación de datos que no enriquece la historia. Sin embargo, el autor parece crecer a medida que se avanza y es dable reconocer su encomiable trabajo de entrevistas, que redondea un apreciable aporte para entender la vida del músico. Los que conocieron al cantautor, amigos, parejas y artistas que lo acompañaron, descubren detalles de la felicidad que experimentaron al compartir su tiempo con Darnauchans, pero también del tortuoso camino que a veces tomaron sus días. Los demonios que lo acechaban, sus problemas económicos, algunas desavenencias con sus músicos y la inseguridad de éstos ante las recaídas del Darno son relatados con sobriedad y respeto. El tono es piadoso y evita detalles escabrosos.

Rodríguez nunca olvida que detrás de ese personaje se encuentra el hombre que creó alguna de las canciones más importantes de la música uruguaya y que dejó su vida en tantas noches de actuación. El relato de los últimos días es de lo más emocionante de su libro, con el músico peleando contra el alcohol en un establecimiento para ancianos mientras sus amigos pedían, sin éxito, por una pensión graciable que le hiciera un poco más digna su vida. Una noche de 2007, según cuenta Víctor Cunha, un par de semanas después de que su esposa Patricia falleciera, Darnauchans pidió a la mujer que lo cuidaba en ese asilo que si lo veía llorar no lo interrumpiese y que iba a leer un libro sobre Shakespeare. Con ese libro sobre la mesa de luz lo encontraron en la madrugada, agotado de cargar a su personaje sobre los hombros y con la resolución irrevocable de descansar para siempre.

DARNAUCHANS - ENTRE EL CUERVO Y EL ÁNGEL, de Marcelo Rodríguez. Perro Andaluz Ediciones, 2012. Montevideo, 480 págs. Incluye CD inédito con el recital El trigo de la luna del 18 de octubre de 1989 en el Teatro del Notariado.

http://www.elpais.com.uy/cultural/canciones-neblinas-eduardo-darnachauns.html