por Washington Benavides
Eduardo Darnauchans en la música popular uruguaya, es la quinta pata del toro alado asirio. Es decir, es la sorpresa, lo inédito de su ángulo de observación y de caminar (y cantar) sobre la tierra. (nacido en Montevideo, pero niñez y adolescencia compartida por su mítica Minas de Corrales y Tacuarembó) debe ser uno de los artistas más maduros en cuanto a sus criterios personales y manera de encarar "la canción" esa amada-enemiga.... Poeta que ha madurado una labor textual siempre ascendente, ha llegado a firmarlos después de una prolongada hibernación crítica. De lo que se desprende el basamento autocrítico del cantor. Una niñez y una adolescencia muy conflictiva, una vida abundante en contrariedades, marca con su frío fuego gran parte de la obra de Darnauchans. Su pudor (casi monástico) lo ha hecho velar o mostrar bajo alegorías ese trasfondo de desgracias que alimentó (y aún alimenta) muchas de sus canciones. Darnauchans no necesita que le enseñen a sufrir, ha tenido muy buenos maestros. Soportó además la persecución de la dictadura, durante más de siete años, con la prohibición expresa de no poder subir a un escenario durante esos larguísimos años. Sus búsquedas estéticas de ninguna manera han significado un apartarse de los problemas de su tiempo y de su pueblo.
Parte del trabajo de W. B. Historia de la música uruguaya que La ONDA ya ha publicado
http://www.laondadigital.com/laonda/LaOnda/001-100/49/3_Portada.htm